mi adaptación me costó en todas las materias... al salón de usos múltiples nunca le encontré más de uno, al destornillador siempre le dije atornillador porque me parecía igual de torpe que decirle descensor a un ascensor, los comerciales me parecían intentos desesperados de alguien que tenía algo que nadie quería y no veía con agrado como se transmutaba lo trascendente en intrascendente y viceversa...
mi inadaptación se hizo más evidente a lo largo de los años cuando se suponía que el proceso de socialización debía estandarizarme... con el tiempo me di cuenta que la mayoría de la gente no estaba bien adaptada a esta sociedad y que gran parte se quejaba por tener que salir todos los días a la calle en pollera mientras alguien más usaba sus artimañas psicológicas convenciéndolos de que el resto se encontraba en la misma situación... ya en esta época, con unos años más, lo que me tranquiliza es saber que la inadaptación generalizada no es inadaptación... y que algo que tienen en común el ridículo y el inadaptado es el sufrimiento por lo que el resto piensa que deberían ser y no son...