martes, 1 de mayo de 2012

el redentor redimido

lars bidú fue el inventor de la cárcel voluntaria, un lugar donde delincuentes arrepentidos de sus crímenes se "hospedaban" por voluntad propia para pagar la pena de lo que consideraban su delito. la cárcel tenia penas recomendadas para cada delito pero los futuros presos eran al mismo tiempo sus propios jueces y acordaban con lars cuál sería el tiempo que estimaban necesario para limpiar su conciencia.
al finalizar la condena lars extendía un certificado para el preso redimido indicando el periodo durante el cual se había recluido voluntariamente. estos certificados eran usados por maridos arrepentidos de sus aventuras para demostrarle a sus esposas la sinceridad de sus promesas, por asesinos culposos sin condena pero con conciencias pesadas que los enviaban a los familiares de las víctimas, otros lo guardaban para poder vivir consigo mismos e incluso futbolistas que pasaron sus vacaciones encerrados, ofrecían a la hinchada ese certificado como una ofrenda de paz tras perderse un gol hecho en alguna final.
la pena incluía además de la privación legítima de la libertad y vivir en condiciones similares a las de una prisión común, trabajos comunitarios obligatorios y metálico para los que lo podían pagar, con ese dinero se ayudaba a mantener el correccional (o "centro de redención" como le gustaba llamarlo a lars) y cubrir los gastos de los reclusos que no tenían esa posibilidad.
lars solía decir que la maldad podía ser evitada pero los errores no y que si todos los seres humanos tuvieran plena conciencia de sus actos y un sentido común lejos de todo vicio, sólo existirían los centros de redención y las prisiones caerían en desuso.
durante más de 40 años lars jamás salió del centro de redención, algunos presos se referían a él como "el redentor", aunque muchos pensaban que toda esa creación y su permanente presencia en el lugar estaba motivada por la búsqueda de su propia redención cuyo origen se ubicaba 2 años antes de crear el centro. aquel día lars llegó media hora tarde para pedirle perdón a una persona cuya identidad jamás fue revelada… atragantado con un perdón que nunca pudo pedir, dedicó su vida a darle la posibilidad a miles de personas con perdones frustrados de transformar sus intensiones en un certificado concreto del sacrificio que estaban dispuestos a hacer para conseguirlo. El único certificado que lars nunca pudo extender fue el propio, algo que consideraba éticamente incorrecto y sin sentido.
cuando cumplió 70 años recibió como regalo un libro con cien mil firmas que incluían la rubrica de todos los redimidos, de las personas que habían recibido sus certificados y de los beneficiarios directos e indirectos de los trabajos comunitarios que juntos extendieron un certificado de redención a nombre de lars "el redentor redimido" bidú...