lunes, 9 de mayo de 2011

de relojes y cospeles

detenido... una vez más, mi reloj quedó detenido a las 10:10... como mi hermano la noche anterior al que tuve que sacar bajo fianza durante la mañana del domingo por turbios disturbios a la salida de un boliche... no hablamos del tema, sólo lo dejé en su casa y me fui hasta el subte... por acto reflejo miro mi reloj detenido... no me dá ni la hora lo que le otorga una cierta similitud con la vendedora de cospeles que no aceptó mi invitación a un café a pesar de que ya no le quedan cospeles para vender...
bajo y espero en la estación... que triste destino el del cospel, no sólo como objeto sino como palabra... destinado como objeto a extinguirse y como palabra a caer en desuso junto con él, una palabra tan interesante como esa dejada en la calle sin futuro, como la vendedora de cospeles...
el subte detenido en frente mío como mi reloj me mira estático, me ve dudar y decide seguir...
detenido... una vez más, vuelvo a pararme delante de la vendedora de cospeles... me niego a ser un objeto que se extingue en su vida y que mi nombre caiga en desuso para ella... ella acepta la invitación... y mi reloj, que no sabe de cospeles, por fin marca las 10:11...