martes, 11 de agosto de 2009

amanezco mañana a más tardar...

hoy el sol no salió por el este, la alarma sonó y me levanté a hacer el desayuno... en la ventana de la cocina la noche se hacía sentir y corroboré que el reloj de la cocina estuviera sincronizado con el mío.
me resultó extraño que fuera tan de noche a esa hora y lo atribuí a nubes cargadas dispuestas a diluviar, pero el cielo estaba aún estrellado...
encendí la radio, los comerciales auguraban que nada se encontraba fuera de lo normal aunque una pauta publicitaria suele tener más peso que un sol apagado...
cuando el programa de noticias comenzó la primera fue sin duda lo que nos había parecido raro a todos los que ya nos encontrabamos despiertos... "esta mañana... el sol no salió".
del otro lado del mundo llegaba un mensaje que aunque no era tranquilizador por lo menos tenía sentido, en japón... la tierra del sol naciente, éste continuaba naciendo en un parto perpetuo, por lo que al parecer la tierra habia dejado de girar, pero a quién vamos a culpar... un mal día lo tiene cualquiera...

en esa noche eterna fui a una fiesta con 301 invitados, con colores poco llamativos en su vestimenta y una sonrisa más motivada por el efecto del alcohol que por un presente feliz, encerrados en un espacio finito de no más de 600 mts cuadrados, escuchando música actual y pasada, pero no de moda, 4 músicos intentaron animar lo inanimable, lo que damos por descontado se echa más de menos cuanto falta y todos sabíamos que esa noche jamás se acabaría y que el sol no saldría en el horizonte para avisarnos que ya era hora de irse a casa...
huérfanos de sol, sin otro tema de conversación tuve que escuchar las preocupaciones de gente que no veía más allá de 2 días en su futuro, preocupándose por lo que pagarían de luz, lo pálidos que estarían y los cambios de planes para sus vacaciones ya que no tendría sentido ir a la playa...
asqueado me retiré temprano para redondear la noche y el número de invitados de esa fiesta...
llegué a mi casa, me cepillé los dientes y me vi realmente pálido en el espejo, apagué el velador que había dejado encendido por demasiado tiempo recordando que mis gastos de luz serían mayores ahora y me fui a dormir pensando en que sería lindo irme a la tierra del sol naciente en mis vacaciones... después de todo, la vida debe continuar... aún cuando vivamos bajo la promesa eterna de un sol que nos miente diciendo "amanezco mañana a más tardar"...