miércoles, 1 de junio de 2011

x amor a roma x

esta historia transcurrió en roma cuando roma todavía no se llamaba roma... tiempo después decidió aquel pueblo transformarse en un imperio y buscaron un nombre que los identificara con la guerra pero que no fuera tan obvio e inadecuado como aquella palabra, por lo tanto decidieron ponerle un nombre exactamente opuesto a la palabra "amor"... posteriormente, romanos avergonzados por el origen de aquel nombre utilizaron sus dotes de fabuladores y sacaron a relucir sus remos con mitos de lobas y rómulos para esconder la verdad...
pero la historia que queremos contar no es esta sino la de un domador que vivía en esta tierra aún sin nombre y que conocía el arte de tapar verdades con rumores como aprenderían sus descendientes romanos más tarde...
lippizzano era un humilde domador que se encargaba de domar caballos ajenos y era uno de los pocos que utilizaba la técnica del susurro para ese propósito... cada tanto surgía de las entrañas de alguna yegua un caballo albino que era prontamente descartado por los romanos por sus problemas a la hora de encarar la luz del sol pues se encandilaban con facilidad, algo que en una batalla podría costarle la vida a su jinete...
lippizzano era el encargado de realizar la ejecución aunque era incapaz de hacerlo por su amor a los caballos... por lo tanto, se encargó de su cuidado... construyó una cerca propia y con el tiempo fue criando una tropilla de caballos albinos "inútiles"...
el deseo de salir de la pobreza lo llevó a regalar algunos de sus caballos a distintas personas de su confianza con la única condición de que cabalgaran siempre de noche y que sólo al ser consultados comentaran las bondades de los caballos albinos para el galope nocturno...
el rumor se fue corriendo y la figura blanca de los noctámbulos caballos fue haciéndose cada vez más común hasta que un día un general del ejército se acercó a lippizzano buscando proveer a sus tropas de los famosos caballos para los asaltos nocturnos...
los blancos ejércitos romanos fueron temidos posteriormente como una marea fantasmagórica que conquistaría las ciudades a su paso antes del amanecer por amor a la guerra... por amor a roma.