jueves, 19 de febrero de 2009

sobre los defectos de la percepción

10 años atrás el sr. romero saenz hizo su incursión en el 5to piso "b" del edificio donde vivo... era un hombre ya grande de aproximadamente 70 años, quizás un poco más... usaba anteojos gruesos y pesados, de esos que dejan marca los cuales apenas dejaban ver sus pequeños ojos...
en las reuniones de consorcio normalmente compartíamos las mismas opiniones a pesar de nuestra diferencia de edad y muchas veces nos quedamos después de finalizadas para quejarnos por la decisiones que se habían tomado... ambos estabamos de acuerdo en que las votaciones son sin duda lo más justo, pero no siempre su resultado era el más acertado...
mi opinión sobre saenz era excelente, salvo por algo que me volvía realmente loco y era que cuando nos cruzabamos en la entrada del edificio, me resultaba imposible saber cuando estaba de ánimo para saludarme y cuando no...
algunos días me saludaba casi efusivamente, considerando su bajo perfil... mientras que otros siquiera me miraba y mi saludo quedaba flotando en el aire a la espera de que alguien que no había visto antes se dignara a responderme para hacer ese mal momento más llevadero...
en mi triste búsqueda de entenderlo todo llegué a relacionar sus estados de ánimo con el clima, con decretos del gobierno o con su salud, pero con el paso del tiempo llegué a la conclusión más razonable... el señor saenz tenía una arterioesclerosis que a su edad, comenzaba a nublarle la percepción...
con los años como era de esperarse se fue haciendo peor la relación, me cansé de saludarlo y a pesar de algunos intentos que hizo para reinvidicarse nuestros encuentros ya nunca fueron iguales...
pero como toda gran lección ésta también vino en guante grande y golpe corto... una mañana me crucé al encargado del edificio que con cara de situación me comentó que el sr. romero saenz había fallecido por la noche... lo lamenté porque a pesar de todo era un hombre correcto que siempre me cayó bien...
pero cuando creía saber todo lo que se tenía que saber sobre esa historia, la sorpresa y mayor remordimiento me llegó aproximadamente un mes después, cuando me crucé en la entrada del edificio con........ el sr. romero saenz. me quedé por un segundo mirándolo, el me miró con cara triste y esta vez me saludó, le correspondí el saludo y fui directo a la portería...
el encargado abrío la puerta y me dijo algo que me hizo recapitular más de 10 años de vida y decenas de "buenos días"... sus palabras fueron... "no, no... ese que ud. se cruzó es el hermano gemelo del sr. romero saenz, eran muy apegados y en los últimos años lo visitaba bastante frecuentemente por la enfermedad que acarreaba su hermano".
en una sola frase las arterias de sr. romero saenz pasaron a ser las más limpias que había conocido y mi percepción del mundo más imperfecta de lo que pensaba... por lo que ahora cuando no soy el abanderado de la razón en alguna reunión de consorcio o ni siquiera la tengo de primer escolta sólo espero que el resto de la gente me ayude y sea capaz de ver lo que yo con mis 2 ojos no...